08/10/10
Soterramiento sin fondos
La obra del bus rápido apunta a descomprimir la salida hacia la zona oeste del conurbano, que todavía espera la concreción del muy demorado proyecto de soterramiento del ferrocarril Sarmiento, anunciado hace más de seis años. Tras casi cuatro años de idas y vueltas, el soterramiento fue adjudicado a principios de 2008 al consorcio de las empresas locales Iecsa y Comsa, la brasileña Odebercht y la italiana Ghella. A los pocos meses, el plan quedó paralizado por problemas con la financiación de los $ 4.000 millones presupuestados inicialmente, y pese a la adjudicación no se llegó a firmar el contrato. Para no dejar caer el proyecto y afrontar ese costo político, el Gobierno decidió a principios de este año arrancar sólo con los estudios de ingeniería, de suelo y ambientales de la obra. Así, mediante el decreto 600 autorizó el pago de $ 21 millones al mismo consorcio en concepto de “anticipo financiero” por todos los estudios previstos (valuados en $ 138 millones), cuyos plazos están corriendo actualmente. Para quienes viven en el GBA el bus rápido es una mejora parcial, ya que los colectivos grandes terminan en Liniers, y allí tendrían que transbordar a los comunes de la línea 166, que hacen el trayecto hasta Morón.
La red que falta
Ya nadie discute que la mejora del transporte público es acertada e indispensable en una Ciudad de tránsito caótico. Con las obras del subte que avanzan sólo con algunas estaciones y con la línea E y, hacia el oeste, el soterramiento del Sarmiento demorado, la apuesta es mejorar los colectivos. El bus rápido parece ser un buen elemento, pero no podrá suplir todo por si solo si no se articula una gran red. (Clarín)